Ver un recurso donde otros ven un desecho. Es el principio de la economía circular, que se impone más y más como un modelo económico inevitable para hacer evolucionar el sector alimentario hacía prácticas más durables.
Desde el inicio de la era industrial, la producción alimentaria está basada en un modelo lineal que sigue el principio “extraer- transformar- consumir- botar”. Este modelo supone un acceso ilimitado a los recursos y posibilidades infinitas de deshacerse de los desechos. No está adaptado en el contexto actual donde la humanidad consume los recursos naturales más rápido de lo que la tierra es capaz de regenerarlos.
CREAR VALOR
Es urgente optimizar la utilización de los recursos y reducir la producción de desechos. En otras palabras, poner de lado el modelo económico lineal para dar paso a un modelo circular. Porque la economía circular sigue una lógica totalmente distinta: se trata de “ reducir, reutilizar y reciclar”.
Está basado en un enfoque sistemático, que toma en cuenta cada etapa de la vida de un producto y de los materiales y recursos que mueve, pero también de de los actores implicados en el proceso. Los sub-productos o desechos de un proceso de producción sirven de materias primas para otro proceso de producción.
De esta manera, los elementos biológicos (nutrientes), en la cadena alimentaria por ejemplo, regresan al medio ambiente y los materiales inadecuados para la bio esfera son valorados, siendo reutilizados, reparados o reciclados.
LOS BENEFICIOS DE LA ECONOMÍA CIRCULAR EN NUESTRA ALIMENTACIÓN
Además de la preservación de los recursos y la gestión de los desechos, la economía circular permite a los productores reducir considerablemente sus gastos y su dependencia frente a las materias primas. Aumenta la interacción con el consumidor, que ya no está relegada al final de la cadena, pero integrada a los procesos de producción. Además, abre la vía a la innovación y a la creatividad. La economía circular implica:
- La utilización de sub-productos y de desechos alimenticios,
- El reciclaje de los nutrientes,
- Una reducción de la producción de desechos
- Cambios a hábitos alimenticios mejores y más diversos.
Por ejemplo, la cooperativa “el champiñon de Bruselas” en Bélgica, utiliza la draga de la cerveza, es decir los residuos de la fabricación, para hacer crecer “shiitakes”. El sustrato sobre el cual crecen los champiñones es luego utilizado como compost para la cosecha de cebada, que luego se utilizará para hacer cerveza. ¡Y el ciclo está completo!